martes, 2 de febrero de 2016

«NO ESTÁBAMOS EN EL CAMINO CORRECTO» (Susana Díaz)

La Cadena Ser ha reproducido cortes del discurso de algunos  selectos barones del  PSOE de la sesión del Comité Federal del sábado (30-01-2016), celebrada a puerta cerrada como es reglamentario para facilitar la libre y espontánea manifestación de sus miembros. Oportuna filtración y demostración de que, como advirtió Miquel Iceta con guasa, Pedro Sánchez no sólo debía mirar a derecha e izquierda, sino también a la espalda.
La publicitación de lo que dijeron unos y otros en el máximo órgano de control del Partido Socialista no presenta mayor importancia, pues en estos tiempos de impostadas transparencias nada habría de oponerse a la retransmisión en directo de las opiniones de los dirigentes de los partidos. Lo que sí tiene importancia es la coincidencia de intereses entre la mano invisible que aporta la grabación y la Ser y el Grupo Prisa y su Consejero Delegado, el señorito J. L. Cebrián, amigo  de Felipe González, todos ellos favorables a la ‘gobernabilidad’ de España soportada en un pacto de derechas, con el PS observando y el PP repitiendo en el gobierno, sin Rajoy, si no hay más remedio...  Así que toda presión que insista en el acorralamiento de Pedro Sánchez bien merece los altavoces de la primera emisora del país, hasta hacerle ceder su posición.
Como es lógico, las palabras más resonantes han sido las de la conocida como baronesa de Andalucía, duramente críticas con el Secretario General.  En el fragmento retransmitido cabe distinguir dos partes. La primera supone una agria y ladina recriminación a la Dirección por no haber salido en defensa del compañero Felipe González ante los ataques de Podemos (como si el expresidente no fuera capaz de ridiculizar el narcisismo de P. Iglesias), y por no haber respondido como merece este Partido, cuando su líder ha faltado al respeto a los socialistas, los ha clasificado en buenos y malos y los ha incitado a amotinarse contra sus dirigentes, algo intolerable para la opinión y el sentir de cualquier militante socialista.
La otra parte del discurso de Susana Díaz no es tan fácil de aceptar. Susana Díaz acusa a la Dirección de no haber hecho autocrítica por los resultados electorales del  20-D. O haber hecho una crítica complaciente, alejada de la realidad de los datos. Tomando pie en una frase del Secretario General, la líder de Andalucía le espetó: «No, compañero, no hemos hecho historia, hemos obtenido los peores resultados de la historia del Partido». Ante un PP lastrado por una corrupción generalizada, no hemos sido capaces de ganarle las elecciones, lo que demuestra que «no estábamos en el camino correcto».
Que el PS ha obtenido los peores resultados de su historia es un eslogan que la derecha  y el líder de Podemos repiten hasta la saciedad para hacer daño. Para Susana Díaz debiera ser sospechoso coincidir con sus enemigos, no fuera que tal afirmación resultase ser falsa. En efecto, el PSOE, que es un partido de larga trayectoria, no consiguió un escaño en las Cortes hasta 1910 (el de Pablo Iglesias). En 1918 logró 6 escaños y 7 en 1923. El gran salto lo dio en 1931 con 115 diputados, para bajar en 1923 a los 59. Con los números fríos en la mano, no puede negarse que 90 escaños es el peor resultado desde 1977. Pero cuando se miran los datos en perspectiva y bien contextualizados la valoración que se concluye es diferente, nada apodíctica por supuesto. Desde los 202 escaños de 1982 hasta los 141 de 1996, que llevaron al PS a la oposición, la tendencia negativa fue constante, sólo rota por las legislaturas de Rodríguez Zapatero, con 164 y 169 escaños. Aplastado Zapatero por la Gran Depresión, Rubalcaba, uno de los políticos más inteligentes y eficaces de este país, no pudo pasar en 2011 de los 110 diputados. El problema no es de liderazgo. Las circunstancias con las que ha tenido que apechugar Pedro Sánchez han sido de una contrariedad compleja, entre cuyos ingredientes no ha faltado, dicho sea de paso, la espada de Damocles apuntando desde Andalucía, ERES aparte. En un escrito anterior, La baronesa y sus barones (Levante de Castellón, 16-01-2016), tuve ocasión de referirme a esas circunstancias adversas.
La cuestión que habría de plantear abiertamente Susana Díaz es: ¿resulta culpable de los resultados electorales Pedro Sánchez por «no haber seguido el camino correcto»? ¿Merece ser removido de sus cargos de Secretario General y candidato a la Presidencia del Gobierno? Que responda a estas preguntas y si son afirmativas las respuestas que nos enseñe el verdadero camino. Que nos muestre el método para recuperar las clases urbanas y las capas jóvenes de la sociedad años ha alejadas. Pero yo ya le adelanto que si en su camino no hay más soporte intelectual  y estratégico que las losas mesetarias de la unidad y la igualdad entre los hombres y las tierras de España, conmigo que no cuente. Porque yo, como otros numerosos militantes que conozco, nos hacemos la pregunta inversa: ¿cuáles hubieran sido los resultados el 20-D si el líder no hubiese sido Pedro Sánchez? 
En todo caso, no habría venido mal el refreno de la impaciencia de la líder andaluza y sus corifeos hasta terminar de cruzar el río... Claro que, desde el primer momento de la elección por la militancia de Pedro Sánchez, y antes de llegar al medio del río de aguas turbulentas en el que nos debatimos, ni un solo instante se dejó de chapotear sobre él.
  
  


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