Iñaki
Gabilondo es acaso el periodista más prestigioso de este país en los últimos
lustros, si nos ceñimos al medio audiovisual. Resulta abrumador el repaso a su
biografía profesional: programas de radio y televisión (Hoy por hoy, en el año 2004, era el de mayor audiencia en toda la
historia de la radio), premios, distinciones, honores, nominaciones...
A
partir de agosto de 2004 en que pasa a hacerse cargo de Noticias Cuatro+, sigue la suerte del Grupo Prisa al que estuvo
ligado en los últimos tiempos y, a consecuencia del naufragio general, acaba
recalando como un pecio valioso en las orillas de El País y la Ser donde cada
mañana difunde en su videoblog, urbi et orbi, opinión sobre la actualidad,
sobre lo divino y lo humano. Es la Voz de Iñaki, un referente.
Con
ocasión de la crisis del socialismo de Madrid y la posibilidad de que Ángel
Gabilondo –que, además de ser hermano de Iñaki, fue Ministro de Educación en el
gobierno de Zapatero– encabezase la candidatura socialista a la presidencia de
la Comunidad de Madrid, el hermano mayor sentenció en una abrupta proclama
mañanera: «Una persona inteligente nunca metería la cabeza en la boca de ese
lobo». El lobo era un socialismo sangrante y desfallecido por rivalidades y
luchas fratricidas de vieja raigambre.
Consultada
la militancia de las herrumbrosas Agrupaciones Socialistas madrileñas con
resultado muy favorable a Ángel Gabilondo,
aceptada por éste la encomienda y proclamado candidato, el hermano mayor
volvió a llamar a la audiencia desde su minarete para decirle su verdad: «A Ángel
Gabilondo no le han hecho un favor, tal como está minado el Partido socialista,
las perspectivas electorales y los sinsabores que le esperan. Aceptar no es
señal de inteligencia en una persona que tiene una vida organizada y
equilibrada; en todo caso es muestra de valentía y generosidad por parte de
aceptante de encargo tan arriesgado y temerario».
No sé
qué concepto de inteligencia maneja Iñaki Gabilondo. Me temo que bajo el
prejuicio de la inteligencia práctica se esconde el cálculo, el interés
individual y el egoísmo. Pero debe saber el hermano mayor que la idea de
inteligencia no tiene un perfil bien definido. Es más, un psicólogo, Binet,
puesto en el aprieto de definirla, escogió una expresión que está más cerca de
la boutade que de la lógica: inteligencia, dijo, es lo que miden los test de
inteligencia. Y otro psicólogo más moderno, Howard Gadner, en 1983, descubrió
las inteligencias múltiples: desde la lingüístico-verbal a la naturalista,
pasando por la lógico-matemática, la espacial, la musical, la corporal y
cinestésica, la intrapersonal y la interpersonal. A esta última quería yo
llegar, a la inteligencia interpersonal o capacidad para situarse en el terreno
de los otros, entenderlo, empatizar, cooperar y ayudar
De
inteligencia interpersonal parece que están bien dotados los llamados a ser
líderes religiosos, políticos, terapeutas y maestros.
Los
pregones matutinos del gran Iñaki Gabilondo subido en su alminar, desde el
punto de vista formal, son sentenciosos, aforísticos y apodícticos,
pronunciados ex cátedra. Después de escucharlos a uno le viene a la cabeza
aquello de Roma locuta, causa finita.
Y desde el punto de vista material, son puro moralismo impartido por la
Autoridad que está en posesión de las claves del bien y del mal.
Mas
los predicadores de oficio es lo que tienen, que, cuando el sacrificio exigente
aparece por casa, se acogen a la excepción de la inteligencia práctica. Se
comprende que la voz de la sangre impulse al hermano mayor a proteger al
hermano pequeño tratando de liberarlo de las refriegas crueles de la política,
pero ¿dónde queda la moral?, ¿dónde queda el desprendimiento?, ¿dónde la
generosidad?, ¿dónde la ejemplaridad?
Por no
hablar de la conducta leal. Ángel Gabilondo fue hecho ministro por el Partido Socialista.
Es un honor al que respondió siendo un estupendo ministro. Sinceramente creo
que en la aceptación de la ardua responsabilidad por parte de Ángel Gabilondo
ha pesado la lealtad, no a unas siglas, sino a unas ideas, a unas convicciones
personales, sin parar en las dificultades e inconvenientes.
Ante la
boca del lobo es más creíble el hermano menor. El gran Iñaki no ha sido muy
coherente. Es difícil predicar todos los
días la verdad. Si algo debemos aprender en la edad avanzada es el lenguaje
antidogmático y antimoralista. Y si la edad adulta no nos ha enseñado la
sabiduría de la duda, ¿qué hemos aprendido?
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