martes, 10 de febrero de 2015

PODEMOS Y LOS TÉCNICOS DE HACIENDA

En apenas unos meses desde su nacimiento fulgurante,  Podemos va apareciendo encerrado en el círculo cerrado por un lenguaje de tópicos que expresa la poquedad y simplismo de sus ideas sobre una realidad económica, social y cultural extraordinariamente compleja.
Si como representante de la indignación de las gentes desahuciadas por el capitalismo financiero, hijo de la ideología neoliberal, Podemos es admirable por su fuerza movilizadora, como proponente de soluciones concretas a problemas concretos, dentro de una estrategia global y viable, deja mucho que desear, y el hecho de que se incrementen sus seguidores y simpatizantes ─jóvenes sin futuro, desempleados, trabajadores precarios y perjudicados por la crisis de procedencia interclasista─  no nos distrae de una evidencia: saben cómo actuar para llegar al gobierno, pero no saben qué hacer, si acceden a él.
He escrito en otra ocasión que los líderes de Podemos, al ser interpelados y urgidos a contestar preguntas sobre problemas complicados,  o se refugian en la previa consulta a la ciudadanía empoderada, que es quien decidirá lo más conveniente, o en el dictamen de los técnicos, que son los que saben.
Debo confesar que, si el recurso ventajista a la ciudadanía (o  a « la gente», versión más connotativa y equívoca),  huele de lejos a demagogia (nada que ver con la democracia participativa y deliberativa), la invocación  a los técnicos me sugiere la nostalgia de los viejos debates sobre democracia y tecnocracia. ¿Merecía la pena tan largo viaje para concluir que todo problema tiene una única y mejor solución, the best one way?
Viene esta divagación a cuenta del incidente fiscal del señor Monedero, tercer hombre de Podemos, y del dictamen ‘comprensivo’ de los ‘técnicos de hacienda’. Podemos nos tiene acostumbrados a estos técnicos, que no son otros que los funcionarios del antiguo Grupo B, hoy A-2, denominado Cuerpo Técnico de Hacienda. Por encima de ellos están los Inspectores de Hacienda, del Grupo A-1. Es conocida la vieja aspiración de los funcionarios del Cuerpo Técnico de acceder al Cuerpo de Inspectores sin pasar por las correspondientes oposiciones y es de constatación evidente cómo aúnan la presión sobre la Administración tributaria con el cortejo a los partidos de la oposición con posibilidades de gobernar.
Una pregunta ingenua para Podemos: si para aclarar el conflicto fiscal del señor Monedero se acude a los técnicos de Hacienda, ¿por qué no se acude a los técnicos superiores, que son los Inspectores? Parece que la técnica es menos neutral de lo que se pretende...
Luis Alegre, otro de los cerebritos retóricos de Podemos,  empeñado  durante un debate televisivo en la imposible tarea de convencernos de que la opción fiscal de Monedero al final  resulta ejemplarizante por ser la más beneficiosa para la Agencia Tributaria, se aplica a continuación a avisarnos de que contarán y mucho con las bondades técnicas de los funcionarios en general y no sólo con los técnicos de Hacienda. No seré yo quien niegue las Fortalezas de los funcionarios públicos, pero no conviene olvidarse de las Debilidades de la Función Pública española.  Por su edad, los líderes de Podemos no tuvieron la ocasión de ver la sitcom de la BBC, ‘Yes, Minister’, pero seguro que en algún seminario universitario habrán podido visionar esta magnífica serie y tomar buena nota de las dificultades de James Hacker, Ministro de Asuntos Administrativos, para llevar a cabo sus proyectos reformistas frente a la ley de hierro de las burocracias encarnada por sir Humprey, secretario Permanente, aun contando con el apoyo del Secretrio privado, Bernad Wooley, que siempre terminaba con un «sí, ministro».
Ocurre, pues, que Podemos no nos dice qué reforma hará en la Administración y nos remite a lo que salga después de un proceso constituyente, una vez la gente hable. Tampoco nos explica qué piensa hacer con la educación y, en específico, con la enseñanza concertada, más allá de su inclinación por la enseñanza pública. Hay muchas cuestiones sobre las que deberá pronunciarse y pasar de la palabrería a las propuestas de carne y hueso.
    Lo del juego del ratón y el gato del tercer hombre de Podemos con los agentes tributarios portadores de una Notificación ─no para felicitarle, precisamente─  y el caso fiscal en sí mismo no superan la categoría de lo anecdótico, pero el proceder sistemático de Podemos merece mayor consideración. Esconderse tras la ciudadanía o tras la expertez de la técnica indica unas carencias preocupantes. Oscilar entre la demagogia y la tecnocracia no augura nada bueno en el caso de que Podemos tuviera que pasar de la sofística de Gorgias y Anaxágoras a fajarse con el morlaco enfurecido y desafiante que ruge en medio de la plaza.

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