lunes, 27 de marzo de 2017

EL ‘ARTE DE LA GUERRA’ EN EL PSOE

Asustar al enemigo, intimidarlo y desanimarlo es el primer movimiento bélico que ha de realizar un general experto. Esta es la prescripción básica de Sun Tsu en El Arte de la Guerra, libro del siglo V antes de Cristo del que ha bebido la polemología de todos los tiempos, desde Maquiavelo a Mao Tse Tung, pasando por Napoleón. Sun Tsu dejó escrito: «El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar». Si no éste, ¿qué otro sentido tiene la gran parada militar del domingo (26-3-2017) montada en terreno mesetario por la Generala Susana Díaz? De eso se trata. De acoquinar, acobardar y desmoralizar al adversario para que desista en su oposición y nos otorgue la victoria sin tener que guerrear.
Allí donde el macizo de la raza tiene su asiento se concentraron huestes de todos los rincones de la nación con sus jefes al frente: de Cantabria, cuna de españolismo; de Galicia, liderada por ‘el alcalde de alcaldes’; de Valencia, dispuesta a seguir rindiendo nuevas glorias a España; de Aragón, cuyo barón ya había mostrado sus dotes de vate en honor de la Generala; del mismo Madrid, con Tomás Gómez a la cabeza, ya purgado de rencores; en fin, de todas las tierras de España, incluso de la insurrecta Cataluña donde resiste algún enclave testimonial... Imponente espectáculo.
Nada de tropel. La muchedumbre, perfectamente organizada: los reyes y virreyes eméritos flanqueando a la comandante en jefe, los barones en ejercicio y los jubilados, los nobles, los caballeros pesados y los ligeros, la infantería... cada cual en su sitio, al modo de la disposición de los ejércitos romanos de la triple línea (triplex acies), asteros, príncipes y triarios o veteranos. Tropa variopinta de edades dispersas, con los más viejos partidarios de la estrategia de ‘el martillo’ y ‘el yunque’ del gran Alejandro Magno, la ostentación del armamento no podía ser más heterogénea: espadas, dagas, sables, catanas, ballestas, alabardas, armas de fuego, biológicas y químicas y hasta un vetusto trabuquete por si había que llegar a la fase de oppido expugnando, sitiar la ciudad del joven rebelde.
Pasó revista la Generala in pectore al temible ejercito rendido a sus pies. De nadie se olvidó. A cada virrey, barón o jefe le dijo su gracia garbosa, para todo territorio tuvo su palabra de devoción y reconocimiento. Todos unidos para salvar a España, al PSOE y a la ciudadanía. Pelillos a la mar. Felipe y Guerra, Rubalcaba y Carme Chacón y tantos otros rencores entrecruzados fundidos en un abrazo transterrenal. Hay fervor y fragor, como si la batalla hubiese ya comenzado. Como explicó Sun Tsu, «las palabras no son escuchadas, por eso se hacen los símbolos y los tambores..., símbolos, tambores banderas y estandartes se utilizan para concentrar y unificar los oídos y los ojos de los soldados. Una vez que están unificados, el valiente no puede actuar solo, ni el tímido puede retirarse solo: esta es la regla general del empleo de un grupo». En ausencia de la palabra, es el ruido el que guía la acción y el dueño del tambor adquiere un poder descontrolado.
¿No será ‘la razón’ la que con el poderío de ‘la verdad’ ha conseguido que todos los representantes del poder institucional del pasado y del presente hayan superado viejas enemistades y odios bizantinos y confluido alrededor de Susana Díaz? ¿Es que Pedro Sánchez es un ser rencoroso y vengativo al que después de las 17 puñaladas hay que matar civilmente? ¿Por qué se opone a que el PSOE del pasado, el de las armas herrumbrosas, salve a España? ¿Por qué no se le da una beca y se va a perfeccionar el inglés? ¿Sabe inglés Susana Díaz? Es española y mucho española.
Lo cierto es que se trata de salvar el legado. Felipe González y Alfonso Guerra llevan años reconstruyendo el relato de lo que hicieron (el relato siempre lo escribe la derecha). De ahí para abajo, barones y demás cargos orgánicos e institucionales están dispuestos a matar por conservar la heredad que, aunque disminuida, siempre dará para la subsistencia. El gran drama es que, unos y otros, no tienen para el futuro más lenguaje que el construido con frases de madera cuando no de mentira y juego sucio. ¿Alguien piensa que la Gestora es neutral? ¿Alguien creyó a F.G. al pronunciar aquella cínica paradoja de que no apoyaba a Susana Díaz para no perjudicarla?
     Entretanto, a Pedro Sánchez no le queda más que «aparentar inferioridad y estimular la arrogancia del enemigo» (Sun Tsu) y confiar en la convicción de Napoleón. «Las tres cuartas partes de la fuerza de un ejército residen en la moral», dijo. La moral está con él.

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