jueves, 6 de abril de 2017

¿DE QUIÉN ES EL PSOE?

La respuesta correcta a la pregunta que titula este artículo es: el PSOE es de sus militantes y, en última instancia, de la sociedad española que se sirve de este instrumento para expresar su pluralismo, para formar y manifestar su voluntad y para participar en la vida política, tal como establece el artículo 6 de la CE.
El PSOE es un patrimonio de naturaleza política constituido por elementos materiales, personales, formal-jurídicos, ideológicos, culturales e históricos. Es una ‘marca’ y un ‘producto’ que viene saliendo al mercado electoral, con mejor o peor fortuna, desde hace más de cien años. Hasta 1907 el partido socialista de Pablo Iglesias no logró entrar en las Cortes con 1 diputado (él mismo), que aumentó a 6 en 1918 y a 7 en 1923; para llegar a los 115 hubo que esperar a 1931, ya con Julián Besteiro de Secretario General; con Largo Caballero, en 1933, descendió a 59 diputados. Tras el cierre del mercado democrático durante 40 años, los resultados a partir de 1977 nos son más conocidos: Felipe González en 1982 logró la cifra de 202 escaños, que dejó en 141 al perder las elecciones frente al PP en 1996; Almunia hubo de conformarse con 125 en las elecciones del año 2000 y, después del espejismo de Zapatero (164 y 169 diputados en 2004 y 2008 respectivamente), Pérez Rubalcaba en noviembre de 2011 perdió más de 15 puntos porcentuales y se quedó con 110 escaños. Fue el hundimiento. Pedro Sánchez, compitiendo ya con Podemos y Ciudadanos ─con los que no se las vio el alquimista Rubalcaba─, bajó a los 90 y 85 en 2015 y 2016... (Siempre será una cuestión contrafáctica suponer qué hubiera pasado con otro líder, si el resultado habría mejorado o el célebre sorpasso se habría producido...) Lo cierto es que Pedro Sánchez no ha obtenido los peores resultados de la historia del PSOE, por más que el oficialismo de Susana Díaz se empeñe en descontextualizar los hechos, una manera grosera de falsearlos.
Hablando de falsedades, volvamos a los títulos de propiedad del PSOE. Los ‘históricos’ y todos los cargos institucionales y del aparato, sin ‘acta de notoriedad’ que lo refrende, se han declarado propietarios de todo el patrimonio del partido, por la mera negación de la existencia de otro pretendiente legítimo. Sánchez es un advenedizo, un extraño, alguien sin historia, salvo la del perdedor nato. Es más: los susanistas no es que se muestren como ‘detentadores’ del patrimonio PSOE, es que se definen como PSOE. Su esencia es PSOE 100 por 100. Sin ellos, sin la esencia, no hay partido. Por eso, García-Page y Javier Lambán han amenazado, haciéndose eco de otros barones ahora más discretos, con pensarse su futuro si gana Sánchez las Primarias... Una sugerencia, por si les sirve: Lambán puede regresar con sus alumnos de Secundaria y explicarles la teogonía de ‘los dioses del socialismo’ que alumbraron a la incomparable Susana Díaz, y al castellano-manchego, que desde los 19 años está en la nómina del partido, no le ha de faltar el divino manto protector de Bono.
La conclusión es que, si gana Sánchez, se queda sin partido, pues el PSOE ‘son los otros’. Así que, el rencoroso y vengativo ex Secretario General (¿por qué se presenta a las Primarias, si no es para dar rienda suelta a su resentimiento y a su espíritu vindicativo y venenoso?) de ninguna manera puede ganar, pues, aun ganando, no gana nada, mientras que la líder andaluza solo puede vencer, ya que, aun siendo vencida, se queda con el PSOE, que ya es suyo. Ella y sus acompañantes son el PSOE. ¿Pues acaso hay alguien que cante con lenguaje más edulcorado y algodonoso las bondades del partido? ¿Alguien que entone con voz más meliflua el amor, el compañerismo y la fraternidad? Que nadie hable mal de ningún compañero, nos reconviene con la dulzura de una madre abadesa a sus novicias... Cariño, bondad, unidad, ayuda mutua... es lo que necesita el partido, que tanto amamos. Dejemos atrás aquél tan grande sufrimiento del Comité Federal de octubre que por una distracción de los dioses del socialismo nos arrasó. ¡Cuánto sufrimos!

Sin embargo, este discurso del susanismo adolece de un vicio de origen, el que deviene del verbo detentar (he utilizado antes el vocablo detentadores). Detentar significa usurpar, apropiarse de algo indebidamente. La patrimonialización del PSOE por parte de Susana Díaz y sus seguidores moralmente resulta repulsiva. Intelectualmente, grosera. Menos mal que al final votaremos los militantes al corriente de pago. Confiamos estar en el censo. De una Gestora tan neutral no se puede esperar otra cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario