sábado, 4 de marzo de 2017

TODO VA BIEN EN EL PSOE Y EN ESPAÑA... E IRÁ A MEJOR

En la sede del PSOE de Castellón se viene celebrando un ciclo de conferencias sobre Los Retos del Socialismo. En la sesión del 2 de marzo el conferenciante fue el Diputado por Teruel, Ignacio Urquizu, que a su vez es Profesor Titular de Sociología en la Complutense. A un acto ‘académico’ de esta índole, en plena batalla por el liderazgo del Partido para los próximos años, uno no acude con la esperanza de recibir alguna luz intelectual en medio de las tinieblas que nos angustian a los socialistas, sino más bien, malévolamente, a interpretar y deducir, por el juego de ausencias, presencias e introductores del orador, no tanto con quién está el invitado ─notorio es que el profesor Urquizu yace del lado de la Gestora─ como la naturaleza del mensaje que los detentadores hoy del poder en el Partido quieren enviar a las bases reluctantes.
Albergaba yo cierta curiosidad por conocer la vinculación con Castellón del Diputado de Teruel. Sus primeras palabras me sacaron de dudas: había una conexión Alcañiz (de donde es natural Urquizu) – MorellaArtemi RalloXimo Puig. Blanco y en botella. A partir de aquí, la exposición del Diputado no defraudó mis expectativas: riguroso oficialismo. No diré lo mismo del discurso del profesor, del que, sinceramente, en atención a lecturas previas de artículos suyos y a su rango académico, esperaba que no fuese tan manifiestamente mejorable. Afirmar que la robotización del mundo, la inteligencia artificial y demás revoluciones científico-técnicas conexas irán creando unas condiciones objetivas conducentes a que todo cambie para mejor es una música que ya nos sonaba de El mundo feliz, de Huxley. Y pasar de ahí a que, si el PSOE hace lo que tiene que hacer ─que es lo que hacen la Gestora y el Grupo Parlamentario Socialista, tan sensato, tan riguroso, siempre ganando la iniciativa a Podemos…─, lo demás se nos dará por añadidura y todo irá a mejor, es un ejercicio argumentativo en que la inconsciencia, la superficialidad o la insensatez pugnan entre sí. Sí, compañeros, no estamos tan mal, estamos incluso bien... y todo irá a mejor. Y el orador se declara optimista, no antropológico como Zapatero, pero sí, optimista sin ambages, como tiene que ser un socialista.
Quizá mi fiasco tome causa en el tema mismo del Ciclo de Conferencias, ‘Retos del Socialismo’, cuando el problema acuciante es el ser o no ser del Partido Socialista. Porque podemos lucubrar hasta la saciedad sobre la historia, el presente y el futuro del socialismo como constructo doctrinal ideológico-político, lo que hace años que venimos haciendo, pero si el partido socialista, entre los votantes del tramo 18-24 años es una fuerza residual y algo parecido ocurre entre los más altos niveles académicos, los habitantes de las grandes urbes y las zonas periféricas de España, si el partido socialista se hace irrelevante o desaparece..., ¿adónde irán a parar los seiscientos folios de reflexiones de más de doscientos ‘intelectuales orgánicos’, comprometidos por y con la Gestora de Susana Díaz?
En términos gramscianos, el PSOE está en una crisis radical en que lo viejo se resiste a morir y a lo nuevo no se le permite nacer. De las crisis se sale fortalecido o con los pies por delante, muerto. En nuestro caso, y constatado el rechazo o el desapego que las nuevas generaciones y sectores sociales antes señalados vienen mostrando hacia el viejo PSOE desde antes de la Gran Recesión, por cierto, no se puede ser optimista sobre el desenlace final, si vida o muerte. El señor Urquizu, en perfecta alineación con la Gestora y las fuerzas que la sustentan, se declara optimista, pues no en balde el socialista es un Partido que ha superado a lo largo de su historia crisis más graves renaciendo con redoblado vigor y expansiva pujanza y, además, prosigue el argumento de Urquizu, forma parte del minoritario grupo de partidos centenarios de Europa, si bien no cabe ocultar en honor a la verdad que el profesor, por imperativo de la mínima sinceridad intelectual exigible, reconoce, llevando la lógica del discurso hasta su final, que la mayoría de las formaciones políticas han nacido, crecido, desarrollado, declinado y extinguido, al igual que las civilizaciones, las culturas y los imperios...
El dilema de vida o muerte puede parecer dramático, cargado de emociones, que  Urquizu recomienda atemperar, en sintonía con la terapia oficial de la Gestora. Sin embargo, para algunos las emociones no son impostadas o neuróticas; son la expresión afectiva de los datos de la realidad tal como los percibimos. Y esta realidad nos dice que si lo nuevo no se impone sobre lo caduco, el futuro del Partido Socialista será el de las colas de lagartija, que por unos instantes se mueven como si no estuviesen descabezadas, tal como ocurre en las organizaciones burocráticas, que por la inercia aparentan vida donde la muerte es dueña ya.
Los que defendemos la opción rupturista no ignoramos su dificultad y sus riesgos. Conocemos la ley de hierro de la oligarquía enunciada al inicio del siglo XX por el sociólogo alemán Robert Michels
Mi convicción, antes de escuchar al profesor Urquizu, era que el PSOE para seguir siendo debía ‘ser otro’, que ese otro habría de configurarse adaptado a un futuro que en palabras de J. Fontana «es un país extraño». El triunfo de lo que representa Susana Díaz me parecía que nos condenaba a la vida de la cola de la lagartija.
Escuchar a mi paisano, el Diputado por Teruel, no ha hecho más que reafirmar mis opiniones y acrecentar mis temores y mi decepción. El optimismo habrá que buscarlo en otras fuentes. El fundamental reto del socialismo es averiguar por qué las nuevas generaciones le dan la espalda. La respuesta no es que debe adaptarse a un tiempo deslumbrante e ignoto generado por la milagrería de las nuevas tecnologías en incesante autoaceleración exponencial. La respuesta no es adaptarse al mundo fantástico que se nos viene encima, renunciando de hecho a contribuir a conformarlo humanísticamente. Pero ésta quizá no sea tarea de sociólogos expertos en demoscopia y comunicación política o de políticos profesionales enchufados a las ubres de la burocracia del Partido..

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