martes, 12 de septiembre de 2017

CONSTANTES HISTÓRICAS DEL INDEPENDENTISMO CATALÁN

Como los malos estudiantes ante un examen de reválida, frente al tema catalán los españoles nos vemos compelidos a estudiar a toda prisa la historia de Cataluña, que, como la del resto de las Españas, es ignorada por el 99,99% de los españoles. Es el único camino para ver alguna luz en vísperas de que la Generalitat declare la independencia de lo que llamará República Catalana, hecho que habrá de tener consecuencias prácticas ineludibles y graves para todos los ciudadanos, sean catalanes o no.
En la formación cultural de Cataluña tomando cultura en su sentido más amplio han participado griegos, cartagineses, visigodos, musulmanes, carolingios..., al igual que en el resto de los pueblos de Hispania, con la salvedad de los carolingios: la reacción carolingia a la invasión musulmana fue avanzando y organizando los condados catalanes dentro de la Marca Hispánica, bajo la dependencia del rey franco, y este hecho, la temprana expulsión de los musulmanes, acaso sea un factor diferencial importante de Cataluña en un momento de la Historia. Lo dejo aquí, para que el lector repase algunos manuales de Historia de España o de Cataluña por separado, en los que hallará, sea cual sea el enfoque del texto (romántico-catalanista, neutral o españolista), dos conclusiones inobjetables, a poca sinceridad intelectual que tenga: primera, la historia de Cataluña está indisolublemente unida a la de España; segunda, la historia de Cataluña, no obstante, presenta una entidad diferenciada que le otorga personalidad propia. Indisolubilidad (que rechaza la separación) y diferenciación (que tiene querencia por la independencia) son polos en permanente tensión dialéctica, que, como apuntaba Azaña, explosiona en momentos críticos de la Historia.
Un primer escenario de conflicto es la sublevación de Cataluña o guerra dels segadors en 1640. El contexto lo explica todo: Guerra de los Treinta años de fondo, decadencia de Castilla y quiebra de la hacienda Real, el Memorial secreto de 1624 y la Unión de Armas del Conde-Duque de Olivares y su pretensión de imponer la ley castellana a todos los reinos (multa regna, sed una lex), la incapacidad de los virreyes de Cataluña para poner coto al bandolerismo, la declaración de guerra de Luis XIII de Francia a Felipe IV, las fechorías de la soldadesca real en territorio catalán, las condiciones de vida de campesinos y segadors... Todo condujo a la Declaración de Independencia de Cataluña por Pau Claris el 17 de enero de 1641, independencia bajo la soberanía del rey francés. La experiencia francesa, nada agradable para los catalanes, termina en 1652 con el reconocimiento de Felipe IV como rey.
El segundo hito de separación de Cataluña de la España castellana se inscribe en el contexto de la Guerra de Sucesión, que fue una guerra europea realmente y en la que el Felipe V y Carlos de Habsburgo se disputaron el vacante trono de España. Borbónicos contra austracistas. ¿Poder central contra autogobierno de ciudades y territorios? ¿Uniformidad legal e institucional frente al respeto de leyes viejas, fueros y antiguas costumbres e instituciones? Los territorios de la Corona de Aragón, incluido el Principado, cayeron del lado del perdedor. Lo que pasó después es conocido y lo demás es hipótesis contrafactual y fantaseo romántico, cuando no simple tergiversación.
Hay un tercer momento en que se produce la Proclamación de la República Catalana. Es en 1873. Hay un ambiente nuevo: inicios de la revolución industrial, éxodo rural, formación del proletariado. Barcelona (250.000 hab. en 1870) es la zona de mayor producción y los enfrentamientos entre fabricantes y trabajadores se acrecientan, así como los de Cataluña y España. La revolución de 1866 (La Gloriosa) y las Elecciones de 1869 dieron paso a la I República federalista. La entrada de Pavía en el Congreso con guardias civiles y militares (Tejero no innovó en la técnica del golpismo) dio al traste con todo intento de republica el 3 de enero de 1874...
Detengámonos en un cuarto escalón: 14 de abril de 1931. Lluis Companys, desde el balcón del Ayuntamiento, proclama la República Catalana. Tres ministros del gobierno provisional de la República Española (Fernando de los Ríos, Marcelino Domingo y Lluis Nicolau d´Olwer) en visita exprés a Barcelona consiguen reconducir la situación con la promesa de la aprobación de un Estatut para Cataluña. Circunstancias concomitantes con el intento de Lluis Companys: crisis económica, crisis social, cambio de régimen, auge de los fascismos europeos...
El 6 de octubre de 1934 Lluis Companys vuelve a proclamar el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Sabemos el resultado: 46 muertos, más de 3000 detenidos, el Jefe de los Mossos desobedeciendo al Capitán General, Domingo Batet, que actúa según el declarado estado de guerra por el gobierno de Lerroux, etc.
Finalmente: 1-O de 2017. Un referéndum ilegal, tras el que el Presidente de la Generalitat ha prometido, junto con la mayoría del Parlament, declarar la independencia de la Republica Catalana. No hace falta abundar en los rasgos de la coyuntura económica, social y política que han propiciado llegar hasta aquí.
Azaña, en su discurso del 27 de mayo de 1932 ante las Cortes, dijo: «...Y se observa que hay grandes silencios en la historia de Cataluña, grandes silencios; unas veces porque está contenta y otras porque es débil e impotente; pero en otras ocasiones este silencio se rompe y la inquietud, la discordia y la impaciencia se robustecen, crecen, se organizan, se articulan, invaden todos los canales de la vida pública de Cataluña (...) y son un conflicto en la actividad funcional del Estado al que pertenece...»

Estados de guerra, crisis económicas y sociales (las luchas de clase internas manipuladas y dirigidas hacia fuera, donde está el Estado central como cabeza de turco), coyunturas políticas con incongruencias en la praxis del principio de representación (¿Cómo es posible que Rajoy, líder de un partido corrupto, siga gobernando?), inconsistencia del régimen monárquico..., éstas son a grandes rasgos las constantes históricas que acompañan al constante independentismo de Cataluña. Interpretando las literarias palabras de Azaña, hemos de optar entre tener a Cataluña contenta o débil e impotente. Opto por la primera alternativa de acuerdo al principio de realidad, no sin antes hacer mi propia proclamación: incontenible repugnancia intelectual y moral hacia los nacionalistas e independentistas de nuestras sociedades democráticas. Y si son cristianos y/o de izquierdas... No tengo palabras.

1 comentario:

  1. Interesante el resumen histórico , que todos deberíamos conocer, sin manipulaciones partidistas . Muy bien Rafael por tu frescura intelectual. Continúa regalándonos con tus razonados y argumentados artículos . En el mundo periodístico encordelado por las directrices empresariales y políticas hace falta intelectuales como tu libres de ataduras

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