La maquinaria de los partidos políticos está preparando sus
programas para que los electores decidan en mayo qué alcalde o alcaldesa
preside el Ayuntamiento de Castellón. Cuando las páginas escritas sean ilegibles
por su cantidad, la monotonía de las cuñas radiofónicas y televisivas resulte
insoportable, el ruido de los altavoces callejeros sea ensordecedor y el fluir
subterráneo de las redes sociales se haga incandescente, para entonces, el
embotamiento perceptivo de los ciudadanos se habrá producido y sus capacidades
de discriminación cognitiva habrán alcanzado niveles mínimos.
Prima facie, !qué
poco se diferencian unos programas de otros! Todos ponen por delante las
Personas y su bienestar, la Transparencia (gran mantra de nuestros días), la
Honradez, las Políticas activas de empleo, la Educación, la Cultura, etc. Las
quiebras, las contradicciones, las
incoherencias e imposturas varias empiezan cuando hay que pasar de las musas al
teatro. Cuando hay que concretar estrategias, medios y recursos y no se tiene
respuesta, no vale invocar ventajistamente la consulta a la ciudadanía... Hay
cuestiones básicas y otras complejas para las que no procede esconder la
ignorancia o la falacia tras los electores: la ley de la gravedad no se somete
a votación, ni tampoco la teoría de la relatividad, ni la celebración de la
Semana Santa en Sevilla.
Por eso, cobra
especial importancia fijarse en qué partido promete lo que promete, en qué
persona encarna y lidera la promesa y, sobre todo, en cuáles son las
necesidades básicas y acuciantes de la ciudad y sus ciudadanos.
Castellón sale de 24 años de gobierno
municipal del Partido Popular, de un alcalde arquitecto (15 años), un
aparejador (6 años) y un médico anestesista (3 años). Casi un cuarto de siglo de orgía
inmobiliaria, con sus concomitantes corrupciones, para terminar en la anestesia
actual. Todo este tiempo de vergüenza, bajo el dictat de un señor, actualmente en la cárcel, que es el padre
político de la nomenclatura actual del
PP provincial y que tuvo el arte de adaptar las fórmulas caciquiles del siglo
XIX a las fecundas fuentes de recaptación de rentas de las Administraciones e
Instituciones Públicas del siglo XX.
¿Qué necesita la
ciudad de Castellón en este momento histórico? Desde luego, el diagnóstico no
se agota en los clásicos parámetros: paro, desprotección social de los
excluidos, vivienda, educación, movilidad, urbanismo, etc. Para hacerse cargo
del “estado de la ciudad” es obligado acudir a un hecho prepolítico, fundante,
anterior a cualquier elemento constitutivo de la política y de la democracia:
la moral pública.
Los efectos de la
corrupción son devastadores para la moral pública en todo caso. La corrupción
en Castellón y su provincia por ser del tipo ‘corruptio optimi, pessima’ y, en especial, por ser de estirpe
caciquil presenta unas lacras difíciles de erradicar al afectar a hábitos y
actitudes enraizados en la sociedad. El cacique ─nos lo explicó bien don Manuel
Azaña─ es un suplantador de la ley,
constituyéndose él mismo como regulador único y excluyente de toda la actividad
social y en conseguidor de favores y prebendas. Entre nosotros existe la
costumbre de averiguar "a quién se conoce" antes de iniciar cualquier
trámite en la Administración o en las Instituciones Públicas. Ya lo decía el
propio Carlos Fabra: si se contasen las personas que he colocado en la Diputación,
en el Hospital, en el Puerto, en Penyeta, en los colegios de las monjas... Pues
eso, medio Castellón le debería favores.
Así pues, lo primero
que ha de contener un programa político para Castellón es un tratamiento de
choque regenerador de la moral pública. El candidato o candidata a la alcaldía
que no presentare un programa inspirado
en los principios de legalidad y ejemplaridad, en nada respondería a la
necesidad más esencial de Castellón.
Amparo Marco presentó
su candidatura oficial en un acto que tuvo lugar el 14 de enero en el Teatro El
Raval. Desde el formato del acto, alejado de las tradicionales liturgias del
Partido Socialista, hasta el mismo contenido, todo sugirió el alumbramiento de
una época nueva fundada en la Transparencia (de «Ayuntamiento de Cristal» habló
la candidata), la Ejemplaridad («mi coche oficial serán mis zapatos», metaforizó
eficazmente) y la Competencia profesional.
Resultó muy de
agradecer que Amparo Marco nos dijera quién es: su origen social (qué
importante saber y no olvidar de dónde viene uno), sus estudios, sus profesores
(fue emocionante para mí el recuerdo de Joan Benimelis), su formación
universitaria, sus experiencias profesionales y políticas, su vinculación como
docente a la UJI, su realidad familiar como mujer y madre... Un currículum rico
y brillante. Como apuntó el Secretario General del PSPV, Ximo Puig, Amparo
Marco pertenece a esa generación de mujeres que está llamada a conducirnos en
medio de las sombras de un mundo plagado de incertidumbres.
Ocasión tendremos de analizar y valorar otras
ideas y propuestas del programa de la candidata. El mar y la universidad
(industria turística y sociedad del conocimiento) son dos polos que se
apuntaron de extraordinaria potencia. De momento, ya puede adelantarse que si
Amparo Marco logra conformar un equipo de mujeres y hombres que sean competentes profesionales, volcados
al servicio público y obedientes disciplinados a los principios de legalidad y
de ejemplaridad, ante la ciudad de Castellón se abrirá la oportunidad de
inaugurar un tiempo nuevo de progreso y dignidad.
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