En el
preciso momento en que el Partido Socialista podía empezar a recuperar energías
electorales, el fenómeno Podemos le ha
asestado un golpe de izquierda que lo ha
dejado noqueado, si se me permite el término pugilístico. El puño de Podemos
viene envuelto en el guante de un eslogan que a fuer de repetirse se ha hecho
de hierro: El PP y el PSOE son la misma cosa; ambos, partidos de la casta,
responsables de la ruina material y moral de España.
Es
evidente que los partidos políticos de gobierno, el PP y el PSOE, tienen
elementos comunes. La estabilidad a que se debe la naturaleza constitutiva de
todo Pacto social impone unas bases comunes, por una parte; y, por otra, la
acción política cotidiana conduce a los partidos a desviaciones de su ideario,
contagios, errores y corrupciones. La deriva socioliberal, la forma de afrontar
la crisis económica y las conductas corruptas de algunos individuos son buen
ejemplo de cuanto decimos, aplicado al Partido Socialista. Pero de ahí no puede
inferirse que si A y B tienen elementos comunes son iguales entre sí, como hace
Podemos cargándose sin mover una ceja la primera noción básica de los Elementos de Euclides: que sólo dos
cosas iguales a una tercera son iguales entre sí.
La
gente por desgracia no forma su troquelado de opiniones según la lógica
euclidiana o la de Wittgenstein. Lo construye a hachazos, a ráfagas de
informaciones mediatizadas que organiza perceptivamente de acuerdo a la teoría de la Gestalt y al proceder del
pensamiento sincrético, dejando pocas opciones al análisis reflexivo, el
escrutinio y las decisiones racionales.
Esta
es la Debilidad del Partido Socialista: verse confundido e identificado con el
PP y hundido en el descrédito, con la dificultad añadida de que, mientras el partido
gobernante tiene a su disposición incontables instrumentos y recursos para
mantener a su clientela o recuperarla en los momentos cruciales, las propuestas
regeneradoras del Partido Socialista reciben la indiferencia y el desdén, o, en el mejor de los casos, la respuesta no
por razonada menos desalentadora.: cuando gobernasteis no hicisteis eso, sino todo lo contrario.
Al
final, en gran medida es un problema de comunicación, de capacidad persuasiva y
de eficacia en la modificación de estados de opinión relativamente
solidificados. Los estados de opinión...! Menuda trampal! A los sociómetras se
les atribuye la ciencia y la técnica de averiguar, identificar, definir y medir
lo que la ciudadanía opina. La sociología crítica, sin embargo, advierte de que
las encuestas más que descubrir los estados de opinión, los crean. En última
instancia los medios de comunicación social y los centros de creación de
opinión son los que, según los criterios del ‘pensamiento interesado’,
construyen los argumentarios interpretativos de la realidad.
En las
actuales circunstancias de los medios de comunicación social de España ¿es
extravagante preguntarse por si el Partido Socialista tiene quién le escriba,
por utilizar una expresión que ha hecho fortuna literaria? Veamos.
Sin
entrar en el entramado de los centros de creación de opinión, vinculados
normalmente a los centros financieros y de poder institucional, una somera observación
de los medios de comunicación convencionales (prensa escrita y digital,
televisiones y radios) nos ofrece un panorama nada halagüeño para el Partido Socialista.
Las causas que explican la situación son complejas. La primera, sin duda, es la
crisis económica que ha forzado la
desaparición, reconversión, fusión y refundación de periódicos, revistas,
radios y televisiones, sin olvidar la
aparición de la prensa digital y las redes sociales. Piénsese, por ejemplo, en
cómo la crisis financiera ha conducido al Grupo Prisa ─durante casi treinta
años en relación de mutuo apoyo con el PSOE─ atado de pies y manos al dominio
del gobierno. ¿Dónde está ahora El País, El País que lo quisimos tanto...? Muy cerca de El Mundo, La Razón y el ABC. ¿Y
las televisiones? La televisión pública,
legitimada por el gobierno de Zapatero, yace prostituida por Rajoy. Y las privadas, en una jugada que no es de
carambola, ahí están en manos de Lara (la Tres y la Sexta) y de empresarios
berlusconianos (la Cuatro y Telecinco), sin más objetivo que el de ganar dinero
estupidizando a la gente. ¿Las radios? La Ser, a la deriva de todo el Grupo
PRISA; la COPE, al servicio de la Jerarquía Eclesiástica; Onda Cero, la derecha
más cabal del señor Lara. Y la Radio Nacional, voceando las bondades del
gobierno.
Se puede argüir que se dan notables dosis de
crítica a las políticas gubernamentales y de aireación de los casos de
corrupción que afectan al PP. Pero en el
progresismo y radicalismo crítico de algunos programas de las televisiones, la
Cuatro y la Sexta, por ejemplo, a poco que se reflexione se detecta su impostura
y se comprende todo al comprobar que la monopolizadora contraposición del PP y
Podemos deja en la sombra al PSOE, para beneficio del partido gobernante.
Por
otra parte, en el mundo de los periódicos digitales los hay directa o
indirectamente financiados por el PP (recuérdese la compra de acciones de
Libertad Digital, del inefable Jiménez Losantos) y también los creados, como
fórmula de autoempleo e independencia, por periodista jóvenes y periodistas
masacrados y expulsados de los grandes diarios. Tanto los jóvenes por tales
como los veteranos por resabio no tienen predisposición alguna a atender las
novedosas propuestas que el PSOE pueda hacer. Unos y otros están por la novedad
de Podemos. Al fin y a la postre, la inclinación a la novedad forma parte de la
naturaleza de la profesión.
Lo dicho:
el Partido Socialista no tiene quien le escriba. Está empeñado en la búsqueda
de fórmulas de regeneración, de propuestas programáticas igualitarias y
creíbles y se han cambiado los líderes... y, sin embargo, su voz se pierde
dentro de una densa nube de indiferencia. Es la tarea de Sísifo en que el PSOE
se agota infructuosamente por el momento. ¿Va a ser imprescindible que Podemos
gobierne y que consulte a la ciudadanía si se sigue celebrando la Semana Santa
en Sevilla para que los socialdemócratas de verdad vuelvan la vista al partido
político que sentó las bases del Estado de Bienestar en España?
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