martes, 13 de enero de 2015

EL PARTIDO SOCIALISTA NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

En el preciso momento en que el Partido Socialista podía empezar a recuperar energías electorales, el fenómeno  Podemos le ha asestado un golpe de izquierda que lo  ha dejado noqueado, si se me permite el término pugilístico. El puño de Podemos viene envuelto en el guante de un eslogan que a fuer de repetirse se ha hecho de hierro: El PP y el PSOE son la misma cosa; ambos, partidos de la casta, responsables de la ruina material y moral de España.
Es evidente que los partidos políticos de gobierno, el PP y el PSOE, tienen elementos comunes. La estabilidad a que se debe la naturaleza constitutiva de todo Pacto social impone unas bases comunes, por una parte; y, por otra, la acción política cotidiana conduce a los partidos a desviaciones de su ideario, contagios, errores y corrupciones. La deriva socioliberal, la forma de afrontar la crisis económica y las conductas corruptas de algunos individuos son buen ejemplo de cuanto decimos, aplicado al Partido Socialista. Pero de ahí no puede inferirse que si A y B tienen elementos comunes son iguales entre sí, como hace Podemos cargándose sin mover una ceja la primera noción básica de los Elementos de Euclides: que sólo dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí.
La gente por desgracia no forma su troquelado de opiniones según la lógica euclidiana o la de Wittgenstein. Lo construye a hachazos, a ráfagas de informaciones mediatizadas que organiza perceptivamente de acuerdo  a la teoría de la Gestalt y al proceder del pensamiento sincrético, dejando pocas opciones al análisis reflexivo, el escrutinio y las decisiones racionales.
Esta es la Debilidad del Partido Socialista: verse confundido e identificado con el PP y hundido en el descrédito, con la dificultad añadida de que, mientras el partido gobernante tiene a su disposición incontables instrumentos y recursos para mantener a su clientela o recuperarla en los momentos cruciales, las propuestas regeneradoras del Partido Socialista reciben la indiferencia y el desdén,  o, en el mejor de los casos, la respuesta no por razonada menos desalentadora.: cuando gobernasteis  no hicisteis eso, sino todo lo contrario.
Al final, en gran medida es un problema de comunicación, de capacidad persuasiva y de eficacia en la modificación de estados de opinión relativamente solidificados. Los estados de opinión...! Menuda trampal! A los sociómetras se les atribuye la ciencia y la técnica de averiguar, identificar, definir y medir lo que la ciudadanía opina. La sociología crítica, sin embargo, advierte de que las encuestas más que descubrir los estados de opinión, los crean. En última instancia los medios de comunicación social y los centros de creación de opinión son los que, según los criterios del ‘pensamiento interesado’, construyen los argumentarios interpretativos de la realidad.
En las actuales circunstancias de los medios de comunicación social de España ¿es extravagante preguntarse por si el Partido Socialista tiene quién le escriba, por utilizar una expresión que ha hecho fortuna literaria? Veamos.
Sin entrar en el entramado de los centros de creación de opinión, vinculados normalmente a los centros financieros y de poder institucional, una somera observación de los medios de comunicación convencionales (prensa escrita y digital, televisiones y radios) nos ofrece un panorama nada halagüeño para el Partido Socialista. Las causas que explican la situación son complejas. La primera, sin duda, es la crisis económica que ha forzado  la desaparición, reconversión, fusión y refundación de periódicos, revistas, radios  y televisiones, sin olvidar la aparición de la prensa digital y las redes sociales. Piénsese, por ejemplo, en cómo la crisis financiera ha conducido al Grupo Prisa ─durante casi treinta años en relación de mutuo apoyo con el PSOE─ atado de pies y manos al dominio del gobierno. ¿Dónde está ahora El País, El País que lo quisimos tanto...?  Muy cerca de El Mundo, La Razón y el ABC. ¿Y las televisiones?  La televisión pública, legitimada por el gobierno de Zapatero, yace prostituida por Rajoy.  Y las privadas, en una jugada que no es de carambola, ahí están en manos de Lara (la Tres y la Sexta) y de empresarios berlusconianos (la Cuatro y Telecinco), sin más objetivo que el de ganar dinero estupidizando a la gente. ¿Las radios? La Ser, a la deriva de todo el Grupo PRISA; la COPE, al servicio de la Jerarquía Eclesiástica; Onda Cero, la derecha más cabal del señor Lara. Y la Radio Nacional, voceando las bondades del gobierno.
Se puede argüir que se dan notables dosis de crítica a las políticas gubernamentales y de aireación de los casos de corrupción que afectan al PP.  Pero en el progresismo y radicalismo crítico de algunos programas de las televisiones, la Cuatro y la Sexta, por ejemplo, a poco que se reflexione se detecta su impostura y se comprende todo al comprobar que la monopolizadora contraposición del PP y Podemos deja en la sombra al PSOE, para beneficio del partido gobernante.
Por otra parte, en el mundo de los periódicos digitales los hay directa o indirectamente financiados por el PP (recuérdese la compra de acciones de Libertad Digital, del inefable Jiménez Losantos) y también los creados, como fórmula de autoempleo e independencia, por periodista jóvenes y periodistas masacrados y expulsados de los grandes diarios. Tanto los jóvenes por tales como los veteranos por resabio no tienen predisposición alguna a atender las novedosas propuestas que el PSOE pueda hacer. Unos y otros están por la novedad de Podemos. Al fin y a la postre, la inclinación a la novedad forma parte de la naturaleza de la profesión.
Lo dicho: el Partido Socialista no tiene quien le escriba. Está empeñado en la búsqueda de fórmulas de regeneración, de propuestas programáticas igualitarias y creíbles y se han cambiado los líderes... y, sin embargo, su voz se pierde dentro de una densa nube de indiferencia. Es la tarea de Sísifo en que el PSOE se agota infructuosamente por el momento. ¿Va a ser imprescindible que Podemos gobierne y que consulte a la ciudadanía si se sigue celebrando la Semana Santa en Sevilla para que los socialdemócratas de verdad vuelvan la vista al partido político que sentó las bases del Estado de Bienestar en España?

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