lunes, 14 de noviembre de 2016

CONSIGNA INFANTIL: «...AL RINCÓN DE PENSAR»

A mi nieto, al que todavía la edad madurativa no le ha traído la sindéresis y el juicio moral, le suelo hacer esta recomendación pedagógica: ‘Primero, pensar; después actuar’. En la Educación Infantil las maestras suelen castigar las conductas disruptivas de los niños con la retirada al ‘rincón de pensar’. Ximo Puig, Secretario General del PSPV, ante la exigencia de la convocatoria de Primarias y la realización del Congreso reglamentario en el Partido Socialista, en perfecta sintonía con la Gestora −controlada por Susana Díaz y los barones concomitantes− ha declarado  enfáticamente que este tiempo exige: «Primero, pensar; después, actuar; que los electores españoles nos han mandado al rincón de pensar».
Curiosamente, por las mismas fechas (9 de noviembre) una psicóloga, de nombre Olga Carmona, en el periódico de Prisa daba a luz un artículo en el que valoraba así el envío de niños y niñas al rincón o la silla de pensar: «Este engendro gestado y parido por el conductismo más mohoso y maquillado no es otra cosa que el famoso tiempo fuera (time out) disfrazado de moraleja reflexiva». Seguía la psicóloga con una diatriba encendida contra la utilización del castigo como práctica pedagógica. Por mi parte, renuncio aquí y ahora a mediar entre la tradición psicopedagógica orbiliana, de la férula y el castigo y las modernas tendencias de la permisión y el espontaneísmo.
Me interesa saber, ya que como militante socialista he sido castigado al rincón de pensar antes de actuar, en qué debo pensar. ¿Hay que reflexionar sobre la complejidad del mundo, el malestar social, la crisis de las políticas socialdemócratas, la dictadura del capitalismo financiero, la hegemonía neoliberal, el peligro de los populismos de derecha, la dificultad de vender en el mercado electoral la filosofía de la solidaridad y la igualdad, la posibilidad de iniciar algún tipo de solución al problema catalán y otras periferias, la reformulación de un nuevo partido socialista que ofrezca un proyecto político sugestivo para un electorado que nos ha abandonado masivamente, junto con importante masa de militancia? Demasiada tarea para un militante de base. No hay que desesperar. La Gestora del Partido Socialista, barones y Susana Díaz al fondo, velan por nosotros. Se ha formado una comisión de expertos para que piense por nosotros. Uno de ellos, curiosamente, José Andrés Torres Mora, diputado por Málaga (faltaría más), y que tiene fama de ‘pensador’, ya estuvo en el ‘Comité de expertos’ que asesoró al PSOE en las elecciones de marzo de 2008, en el que participó nada menos que Lakoff. En el prólogo del libro Puntos de reflexión, Manual del progresista, el autor del famoso «no pienses en un elefante», Torres Mora escribe: «Quizá el peor error sea asumir inconscientemente las ideas del contrario, volverse uno mismo un propagandista de éstas». Esta misma idea, referida a los populismos, se la acabo de leer a nuestro experto en su Blog ocho años más tarde (11 de noviembre de 2016), con idéntico ejemplo: «De igual modo que el personaje de Moliere hablaba en prosa sin saberlo, hay quien habla en la prosa de la derecha (ahora se dice del populismo) sin ser consciente de ello». Explícitamente señala el diputado andaluz  como primera tarea la de «ganar la batalla al populismo de dentro del PSOE (y de los puros) para ganarle al de fuera». Nuestro sabio se repite. Es normal. Desde los años ochenta llevamos dando vueltas a las mismas cuestiones. ¡Cuántos libros, monografías, memorandos, ensayos, informes, ponencias, documentos, artículos de opinión y papeles en general no se habrán escrito en los últimos 35 años para tratar de encontrar el bálsamo de Fierabrás que cure la sangría de votos que pierden los partidos socialdemócratas!
¿Y si la intención del castigo al rincón de pensar no tuviese sentido cognitivo-intelectual sino ético-moral? ¿Y si la reflexión que hemos de hacer los socialistas exige un sincero examen de conciencia, la confesión de los pecados, la contrición, el propósito de enmienda y el cumplimiento de la penitencia? ¿Y si se trata, ya que de psicología hemos hablado, de una terapia de ‘desensibilización sistemática’ que durará hasta que la ira se aplaque, el enfado se ablande y el tiempo desanime a los descabalgados?

Eso de ‘Primero pensar y después hacer’ pertenece, por lo demás, a una forma de hablar propia de un dualismo irreal. Cometemos un error garrafal cuando de tal guisa nos dirigimos a los niños. La psicología evolutiva tiene demostrado que la acción y el pensamiento son indistinguibles en la primera infancia, que el pensamiento no es más que acción interiorizada. En los adultos tampoco debe separarse el pensamiento de la acción so pena de caer en el solipsismo estéril o en el activismo descabezado.

En todo caso, la política no es cosa de niños. Los niños pueden aguantar recetas y consignas equivocadas en dosis moderadas, al fin y al cabo es una forma del aprendizaje de la tolerancia a la frustración, imprescindible para la vida que les espera. Los adultos, en política, no estamos para consignas infantiles. Déjense la Gestora y sus voceros de marear la perdiz, de discusiones redundantes sobre si son galgos o podencos y convoquen Primarias y el subsiguiente Congreso. Porque eso de «antes las ideas y los programas y después el líder que los ha de llevar a cabo», eso sí que es cinismo populista de los que ya mandan con la legitimidad de una operación ‘abrupta’. Interesante calificativo, propiedad de quien nos conmina ahora al rincón de pensar.

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