El enfrentamiento del presidente del Gobierno, señor Rajoy, y del líder
del Partido socialista, señor Pérez
Rubalcaba, en el debate sobre el Estado de la Nación me ha traído a la mente
dos evocaciones relacionadas con la cuestión de la dialéctica
abstracto/concreto. Prescindiré de la primera, referida al materialismo
dialéctico marxista (Marx hablaba del “ascenso de lo abstracto a lo concreto”)
por su complicada aplicación al caso y difícil encaje en los estrechos márgenes
de este artículo. Sí que me referiré a la segunda, que concierne a los
principios que rigen el aprendizaje de los niños, al modo como adquieren conocimiento, o lo
“construyen” o se “apropian” de la realidad externa, dígase de una forma u otra.
No hay maestro que no sepa que el proceso enseñanza-aprendizaje debe
basarse en principios metodológicos del siguiente tenor: partir de lo cercano y
próximo a lo lejano y remoto; de lo particular para inducir lo general; de lo
concreto para alcanzar lo abstracto. Antes que un alumno pueda comprender el
abstracto “estructura” habrá de
familiarizarse con conceptos más cercanos como el de piedra o ladrillo. No
significará nada para él la ciudad de Bogotá, si antes no ha elaborado
la idea de su ciudad natal a través de su casa, su calle, su barrio. Será un
ejercicio inútil hablarle de Wifredo el Belloso, si previamente no tiene
noticia de la realidad actual de España y Cataluña. Adquirirá la certeza de que
los hombres somos mortales tras experimentar que uno tras otro los hombres de
su entorno van desapareciendo.
Estos principios metodológicos tienen su base en un axioma gnoseológico
de la tradición aristotélico-tomista que reza así: nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu. Es decir, el
conocimiento de la realidad externa llega a la mente a través de los sentidos.
Sin embargo, frente al axioma anterior se alza su contrario: nihil est in sensu quod non prius fuerit in
intellectu o, como expresó Berkeley, esse
est percipi, o sea, que lo que
primero existe son las ideas y desde ellas se crea o configura la realidad, que
lo concreto es un “producto” de lo abstracto.
Si el lector amable me permite una analogía atrevida, formularé la
siguiente pregunta. ¿Dónde está la verdad científica: en los datos
macroeconómicos de Rajoy (PIB, balanza comercial, prima de riesgo, deuda, etc.)
o en la descripción microeconómica de Rubalcaba (carestía alimentaría, parados
sin subsidio, familias sin ingreso alguno, desahucios, becarios en riesgo de
abandonar los estudios, deficiencias sanitarias, dependientes abandonados a su
suerte, incremento del número de pobres, aumento de la riqueza de los ricos,
restricciones de los derechos individuales…) , datos éstos últimos concretos,
individuales, particulares y próximos a las vivencias de los ciudadanos?
Si la relación dialéctica abstracto/concreto, particular/ general, próximo/ remoto es real, la respuesta deviene
fácil: los dos contendientes tendrían razón parcial. El problema está en si los
datos de la macroeconomía no son más que constructos, idealizaciones que nada
tienen que ver con los indicadores del malestar ciudadano. El problema está en
si el análisis de Rajoy peca de abstracionismo desconectado de las realidades
cotidianas de los individuos concretos y particulares abandonados a su suerte.
El problema está en si Rajoy vive en un país diferente al resto de los
españoles. Y no cabe negar, por supuesto, que la perspectiva del análisis de
Rubalcaba sería peligrosa si se limitase y engolfase a un concretismo y
particularismo incapaces de alzarse a la consideración abstracta y general de
la realidad..
La praxis del tiempo, pues, dirá si Rajoy y Rubalcaba desde sus
perspectivas parciales completaban entre los dos la verdad de la realidad. El
tiempo dirá si, después de doblar el cabo de Hornos, la tripulación y la mayor
parte del pasaje, contusiones y desgarraduras al margen, son capaces de seguir la navegación a la
búsqueda de mejores horizontes. O si, por el contrario, los venideros días nos
demuestran que durante la tormenta un tercio del pasaje fue arrojado a los
tiburones, otro segundo tercio presa del escorbuto y la peste presenta un
pronóstico reservado, mientras una minoría ha aprovechado las turbulencias de
la borrasca para alimentar su codicia y cambiar leyes básicas de la convivencia
para mantener sometidos a los supervivientes a unas condiciones cuasi
esclavistas en lo laboral y económico y a unas disciplinas morales dictadas por
seres de otro mundo.
Los alumnos que tienen dificultades con ciertas abstracciones
académicas por causa de metodologías vacías de lo concreto y lo experiencial
significativo, suelen hacerse díscolos y aun violentos, azote de los
profesores. Si las abstracciones de Rajoy no acaban de repercutir beneficiosamente
en la dramática situación de los ciudadanos, no será aventurado deducir que
éstos pasen del mutismo a la protesta y de la protesta a la ira… ¿Es en
previsión de la ira imprevisible por lo que el señor Rajoy va aprobar una ley
de seguridad ciudadana?
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