viernes, 17 de julio de 2015

APUNTES BUROCRÁTICOS DEL NUEVO GOBIERNO VALENCIANO

Cada día trae su afán y cada gobierno viene con su burocracia. Idealmente no debiera ser así. La burocracia moderna, de raíz weberiana, fundada en los principios de igualdad, mérito, racionalidad y legalidad, habría de permanecer estable, al pairo de cambios de gobierno. Lo que ocurre entre nosotros, sin embargo, es que la llegada de un nuevo gobierno altera profundamente desde el número de Ministerios o Consejerías, su denominación y competencias, hasta la base misma de la pirámide donde se ubica el más irrelevante negociado. Nos somos los únicos. En todas partes, incluido el norte, cuecen habas. En la exitosa serie de la televisión danesa Borgen se nos muestra cómo la líder del Partido Moderado en un momento de la negociación concede un Ministerio más al representante del Partido Ecologista («Que sea un Ministerio de Cooperación Internacional», ofrece rauda la Presidencia in pectore del gobierno danés. «Sea», contesta el antagonista), y el pacto queda cerrado. ¿Será por un ministerio más? Los que sean necesarios para cerrar el pacto.
Por Decreto 103/2015 del Consell se establece la estructura orgánica básica de la Presidencia de la Generalitat y de las Consellerías. No podrá decirse que las denominaciones de las Consellerías y sus órganos directivos no son creativas, bien intencionadas, teleológicas y voluntaristas: Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas, Dirección General de Diversidad Funcional, Dirección General de Planificación, Ordenación, Evaluación y Calidad; Dirección General de Reformas Democráticas, Dirección General de no sé qué e Internalización, Dirección General de no sé cuántos y Emprendimiento... La cima de este desafuero burocratizante (allí donde no exista contenido competencial la denominación del órgano creará la función) se halla en la Consellería que ostenta el rimbombante y poco ahorrativo título de ‘Transparencia, Responsabilidad Social, Participación y Cooperación’. Personalmente echo a faltar una Consellería del Amor, con dos Direcciones Generales, una para el Amor Divino y otra para el Amor Profano. Y no estaría de más una Consellería para el Desarrollo del Pensamiento Crítico, con una Dirección General para la Critica de la Razón Pura y una segunda para la Razón Práctica.
Un segundo apunte que me permito hacer se refiere a un cierto sesgo en el reparto de Consellerías entre el PSPV y Compromís. Hay unas consellerías de carácter instrumental, encargadas de la intendencia, del cuidado y mantenimiento del territorio (las carreteras, las emergencias, los incendios); del orden, de la policía administrativa y de la otra..., y, consecuentemente,  responsables del aprovisionamiento de recursos a los otros Departamentos que se dedican a proporcionar servicios, subvencionar actividades o necesidades vitales, generar ideología, interactuar con el público y propagar  ‘el mensaje’. Pues bien, al PSPV, globalmente, han ido a parar las Consellerías instrumentales, de acción interna, y a Compromis las de acción externa. (Al respecto será oportuno precisar que regir la Consellería de Hacienda en situación de quiebra, lejos de ser ocasión para el ejercicio del poder, es aceptar la condena a un padecimiento  incomprendido y frustrante por no tener remedio).
En sendos Decretos del Consell, el 104 y el 105, cesan de una tacada 60 Directores Generales y se nombran otros tantos. Pareciera que estamos ante la cesantía decimonónica que con tanto verismo retrata Pérez Galdós en su novela Miau. Pero no. Las Direcciones Generales y Altos Cargos asimilados no  son puestos funcionariales y cada gobierno los ocupa diligentemente, en la mejor  versión  del spoil system, el botín de guerra que se reparte entre la clientela. La buena idea de profesionalizar los cargos directivos de las Administraciones Públicas, desde Subsecretarías hacia abajo, es una idea arrumbada en el cajón de las reformas pendientes, como la de la educación y la justicia. Así nos va. Cada gobierno adviene con su tropa , de entre la cual engalona a decenas de  militantes (militares) haciéndoles  generales, personajes en buena proporción ayunos de experiencia en las Administraciones Públicas, carentes de técnicas directivas y sin ninguna noción de Derecho Administrativo, fuera del cual nada se puede hacer en el ámbito competencial de lo público.
Bueno será terminar con un último apunte.  Por Resolución de 1 de Julio de 2015 el Conseller de Transparencia, Responsabilidad Social, Participación y Cooperación nombra como asesora de prensa a una señora. Se dice: En atención a la naturaleza de la tarea y bla, bla, bla...«se establece la retribución correspondiente a asesora de gabinete de conseller». En similares nombramientos de personal eventual se sigue idéntico discurso tautológico: el asesor de asuntos generales cobrará la retribución correspondiente al asesor de asuntos generales; el asesor de asuntos parlamentarios percibirá lo correspondiente al asesor de asuntos parlamentarios... Impresionante monumento a la TAUTOLOGÍA y a la TRANSPARENCIA.
   Pues, ¿no será cierto que hay tarea suficiente para la Consellería de Transparencia y demás imperativos éticos que enfatiza su título?

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